-¿Qué te pasa, Belén?
-Nada, nunca me pasa nada, tengo que ser fuerte y no dejarme derribar. Por eso, estoy bien, siempre estoy bien. Sonrio y sigo, aunque cada sonrisa oculte mil errores y cosas. Pero dejar de sonreir es derrumbarme y estar vulnerable, por eso, prefiero hablar conmigo misma.
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